"Chimbarongo, la ciudad pequeña más grande de Chile" El Mimbre, el corazón de Chimbarongo (Miguel Lira Muñoz)

jueves, 7 de marzo de 2013

MIMBRE Y POESÍA 
(POEMA DE EFRAÍN BARQUERO)


Mimbrero, sentémonos aquí en la calle,
y armemos con tus hilos blancos y con mis hilos azules

los esenciales artefactos de uso diario:

La paz, la mesa, la poesía, la cuna,

el canasto para el pan, la voz para el amor.

Armemos juntos las cosas más esenciales y más simples,
más hermosas y útiles, más verdaderas y económicas,
para cualquiera que pase nos comprenda y nos lleve.
Nos ame, y se pueda servir de nosotros. Nos necesite,
y podamos alegrarlo sin ninguna condición.
Tú armaras el canasto que la lavandera
necesita para sembrar la camisa más blanca,
y yo armaré una canción con olor a jabón y a pureza
para que ella junto al río halle más dulce su trabajo.
Tú tejerás la maleta para que el minero regrese,
para que los novios se casen, para que el hijo pobre
vaya a la ciudad a conquistar un oficio.
Y yo tejeré con los hilos más férreos de mi poesía
el descanso más digno, el amor más profundo, la esperanza más grande,
para que el obrero mire confiado su casa
y no parta el pan con recelo y a oscuras,
para que los recién casados puedan anidar todos los pájaros
y no tengan que apartarse por una gota de agua,
para que el hijo menor halle la herramienta en su sitio
y no tenga que volverse porque otros la escondieron.
Mimbrero, hermano mío, que es bello nuestro oficio
cuando a ti te encargan una cuna y a mí una esperanza,
cuando a ti te piden una mesa, un velador, un canasto,
y a mí un arma que defienda ese amoblado tan simple.
Que es bella la jornada cuando tocamos con el mimbre o las canciones
la forma desnuda de la vida: su cintura de trigo,
sus senos llenos de luna, su vientre cubierto de musgo,
sus muslos como ríos, sus brazos como ramas,
sus ojos como un camino en paz bajo la noche.
Que es bello nuestro oficio cuando tentamos ese cuerpo
y yo le pongo el nombre más dulce del amor,
y con mi verbo le digo: levántate, eres libre,
labora en paz, procrea primaveras y veranos,
y lega a toda la tierra tu apellido.
Y tú, oh mimbrero hermano, le vas tejiendo
todos los artefactos que ella necesita
para repartir el pan entre sus hijos:
canastos para almacenar la nieve y la salud,
pequeños cestos para guardar el polen y semillas
de una primavera a otra, cunas para continuar
el sol fecundo, maletas para traer la lluvia,
mesas para que las hojas caigan y vuelvan a ser verdes,
y sillas para descansar delante de la paz ganada.


EFRAÍN BARQUERO (Piedra Blanca/ Curicó, 1931): Ha publicado entre otros libros: La Piedra del Pueblo (1954); La Compañera ( Edición definitiva en 1969); Enjambre (1959); El Pan del Hombre (1960); El Regreso (1961); Maula (1962); Poemas Infantiles (1965); El Viento de los Reinos (1967); Epifanías (1970); El poema negro de Chile (1974-1976); Bandos marciales (1974); La mesa de la tierra (1998); Antología (2000) y El poema en el poema (2004). Es uno de los poetas chileno más destacados. Actualmente vive en Francia.



NERUDA Y CHIMBARONGO



Elección en Chimbarongo.
 (DE CANTO GENERAL - 1950)
En Chimbarongo, en Chile, hace tiempo
fui a una elección senatorial.
Vi cómo eran elegidos
los pedestales de la patria.
A las once de la mañana
llegaron del campo las carretas
atiborradas de inquilinos.
Era en invierno, mojados,
sucios, hambrientos, descalzos,
los siervos de Chimbarongo
descienden de las carretas.
Torvos, tostados, harapientos,
son apiñados, conducidos
con una boleta en la mano,
vigilados y apretujados
vuelven a cobrar la paga,
y otra vez hacia las carretas
enfilados como caballos
los han conducido.
Más tarde
les han tirado carne y vino
hasta dejarlos bestialmente
envilecidos y olvidados.
Escuché más tarde el discurso,
del senador así elegido:
«Nosotros, patriotas cristianos,
nosotros, defensores del orden,
nosotros, hijos del espíritu.»
Y estremecía su barriga
su voz de vaca aguardentosa
que parecía tropezar
como una trompa de mamuth
en las bóvedas tenebrosas
de la silbante prehistoria.

martes, 5 de marzo de 2013

¿LAS FARMACIAS O FAR-MAFIAS?



Ni Chapulìn Colorado, el ya mítico personaje mexicano, ha podido darle un golpe con su "chipote chillón" a las cadenas de farmacias que se han instalado en nuestro país. El negocio debe ser muy bueno, porque de otra manera no se justifica que en una cuadra existan dos farmacias de la misma cadena. Me parece bien que los señores legisladores se preocupen que, a lo menos, estas cadenas comerciales, respeten la normativa la que les exige tener una lista de precio de su productos. Esta puede ser una buena oportunidad para que digamos !basta¡ de abusos. Yo siempre me he preguntado si para las farmacias hay un IPC. distinto porque de un mes a otro un remedio que ayer costó $ 100, mañana costará $180. Siempre me ha llamado la atención que para comprar en una de las farmacias de las grandes cadenas, hay una especie de nuevo requisito y que no es otro el tener que dar el número de carné, de lo contrario el que compra no es beneficiado con una "seuda"rebaja. O sea, con carné en mano un precio, sin carné otro precio. ¿Es esta otra de las particularidades del libre mercado?. Con esta acción, los dueños de estas cadenas, tendrán una nueva utilidad, vendiendo la "tremenda base de datos" gracias a nosotros, ingenuos clientes que juramos que tal rebaja es efectiva.

Otro detalle, aquí en Chimbarongo, si Ud. se equivoca al comprar un producto y necesita cambiarlo por otro teniendo el mismo valor, para hacer efectivo el cambio tiene que pagar $ 100. ¿Cómo está esa? Al respecto hice las consultas a SERNAC y me respondieron que ese cobro es ilegal y que ameritaba una demanda el el Juzgado de Policía Local, pero el sistema es tan engorroso, que opté por no hacer la demanda.

No es posible que un mismo remedio del mismo laboratorio de igual características tenga un valor tan distinto entre las farmacias. Creo que lo mejor es empezar a recuperar "las Boticas" o las farmacias comunitarias, donde por último , no le pedían el consabido" "dona los 6 pesos para el hogar tanto...y la atención era personalizada.
¿Podrá Chapulín Colorado ayudarnos en esta campaña? ¿Qué pasaría si los clientes frecuentes se organizaran y hace valer sus derechos y terminar con estos verdaderos abusos? Otro gallo nos cantaría.
NO COMPRE EN LAS CADENAS DE FARMACIAS, PREFIERAS LAS COMUNITARIAS.

domingo, 3 de marzo de 2013

MURALLAS Y PAPELES


Al recorrer “las calles de mi pueblo” observo con rabia cómo las murallas (incluso los árboles y postes)  están llenas de rayados, pegatinas y anuncios de los más varios espectáculos, incluyendo circos, letreros que buscan temporeros, mascotas perdidas, ofreciendo cursos de capacitación y otras necesidades, etc. ¿Con qué autorización lo hacen? ¿Los dueños de las casas en cuyas murallas aparecen esos afiches, grafittis a quién pueden recurrir para manifestar su malestar?. Este problema no sólo se da en Chimbarongo, en todas las ciudades del país, hay una especie de “moda” de ensuciar el entorno. Se me ocurre que los afectados con  los papeles pegados en los muros, deberían dirigirse a quienes organizan dichos eventos o espectáculos que promocionan y exigirle que asuman la responsabilidad de limpiar. ¿Seremos capaces de hacer la denuncia en el juzgado de policía local, para que se aplique la ordenanza municipal pertinente?. Una buena pregunta, tal vez no lo hacemos por lo burocrático del sistema.

Esto no sería posible para los graffitis, porque “los irresponsables” de su autoria lo hacen en la oscuridad para sentir la adrenalina de estar haciendo “arte” (¿?) en muros  ajenos. El mejor ejemplo de esto se da en las casas de la calle Máximo Valdés entre C. Larraín y Blanco Encalada. Ahí no hay arte, sólo hay maldad y ensañamiento con la propiedad privada. Los dueños de esas casas se aburrieron de pintar, se aburrieron de reclamar.

Soy partidario que en aquellas  murallas que estén disponibles, plasmar murales que tengan arte, ahora sería espectacular que fueran relacionados con nuestra identidad local, como son los artesanos mimbreros. En la comuna hay varios talentos capaces de hacer este arte y aprovechar “culturalmente” esas murallas que muchas veces “afean aún más el entorno urbano” Me imagino un gran mural que plasme una alegoría a la artesanía del mimbre en esa gran muralla que está ubicada en la calle Blanco Encalada, al llegar a la calle Miraflores, casa que perteneció a don Tulio Adrovez.  No sólo existe ese espacio, hay varios, basta recorrer el centro para descubrir que pintando arte, se podría hermosear  nuestro sector urbano.

 En la ciudad de San Vicente de Tagua Tagua, todos los muros que están en el centro, el municipio local los dispone con el consentimiento de sus dueños, a los artistas locales para imprimir o plasmar una gran mural. Lo bueno hay que imitarlo, y si se puede mejorarlo.

Lo que llama la atención es que pareciera que no todos conocen la ordenanza municipal que dicta reglas y sanciones para quienes ensucian los muros, actuando en forma irresponsables, incluso muchas veces, actividades oficiales de nuestro municipio se promueven con carteles pegados en cualquier muralla.

La limpieza de una ciudad no es una responsabilidad privativa del municipio, es una responsabilidad de todos sus habitantes. Ahora que el municipio debe llevar “el estandarte”,  de eso no hay dudas.

La muralla es el papel de los idiotas…¿te gustaría limpiarte el “poto” con una muralla?

Esta sentencia es para aquellos casos en que los rayados de muros solo parecieran tener la intención de hacer daño, y en ningún caso plasmar arte.

Ya lo sabe,  si en su muralla aparece un afiche, un papel pegado sin su autorización, observe bien quién promociona dicho evento, ubíquelo y exíjale que lo retire y que limpie, de lo contrario  haga la denuncia en el Juzgado de Policía Local. Parece una quimera esta propuesta, pero si Ud,. hace valer sus derechos, es una realidad y es posible hacerlo. Atrévase.

LOS BOMBEROS: LOS QUIJOTES DE HOY


En la organización de una comunidad bien estructurada, sin lugar a dudas que la presencia de bomberos “debería” estar en primer lugar. Hablo en potencial, porque lamentablemente en muchas comunas de nuestro país, no es así. Quien no reconozca la labor de bomberos, simplemente está en el límite mayor de la ignorancia. De acuerdo con la historia, el primer cuerpo de bomberos fue creado por el emperador romano César Augusto. Si es así, no me extraña, porque la “organización” y “la planificación” bien hecha fue una de las tantas características de la antigua Roma.
Servir sin nada a cambio, arriesgar por el bien del otro, estar  siempre dispuestos, son actitudes que deben ser reconocidas en forma permanente por la comunidad entera. No basta un aporte por cumplir o una limosna o un vuelto miserable, instituciones como la de bomberos, merecen siempre más. ¿Se imagina nuestra comuna o cualquiera otra, sin bomberos?. ¡Cómo reclamaríamos!
Se hace urgente crear fórmulas ingeniosas que beneficien a nuestros bomberos, por ejemplo, crear un impuesto comunal, inserto en la cuenta del agua o de la luz. ¿Será posible una colecta comunal? Legalmente no sé si se podrá. Tal vez habría que perfeccionar la campaña del sobre, jornada muy tradicional de todos los bomberos de Chile.
Mucha gente piensa conocer bien el funcionamiento de bomberos, pero está muy equivocada. Bomberos es mucho más que apagar incendios. Esa fue su primera labor (bombero viene del latin “bmbus” y que está relacionada con la bomba, por lo tanto es el que trabaja con “una bomba de agua”).  Sería interesante que nuestros bomberos socializaran su  labor, su realidad. Mostrando lo que hacen, mostrando la pobreza económica se puede crear conciencia en todos los sectores de la comunidad. Por ejemplo, tener un espacio radial, sacar un boletín informativo, aunque sea modesto e informar en él, por ejemplo, acusar recibo del monto que informa un supermercado y demostrar que coincide la cantidad que se dice,  cómo se financian, cuánto significa monetariamente cuando se acude a un incendio  o a un llamado de otra naturaleza. Tal vez también podría ser por medio de paneles informativos. Muchas veces sectores de la comunidad dan opiniones respecto de la labor que cumple bomberos, pero lo hacen sin tener conocimientos, y esa es la crítica injusta que reciben nuestros voluntarios. Para hablar de bomberos, hay que saber qué es la voluntad, el sacrificio, la obediencia.
Habría que diseñar una estrategia para que la comunidad cambie de actitud frente a bomberos. Ellos, nuestros voluntarios y voluntarias, no merecen limosna, merecen lo que le corresponde a una institución tan noble como es el Cuerpo de Bomberos.
Nuestros bomberos están alerta para los llamados más increíbles, desde bajar un gato que se ha subido a un poste hasta el más grave de los accidentes. Cada vez son más las responsabilidades que se les adosan a  bomberos, pero paradojalmente, cada vez son menos los recursos. ¡Qué injusticia más grande!
Cuando se deja sentir el ulular de la sirena, debemos pensar que hay un grupo de voluntarios y voluntarias que responden sagradamente al compromiso contraído con la comunidad y su gente. A ellos no les importa el frío, la lluvia, la neblina o dejar de dormir, hay algo mágico que los (as) levanta como un resorte par ir al lugar del siniestro.
¿Qué pasaría si nuestros bomberos cobraran por cada servicio prestado?  En un tiempo donde “los quijotes” les cuesta sobrevivir, tengo plena certeza que si eso ocurriera, no tendríamos  bomberos y eso sería “un siniestro” de proporciones,  porque si existe una energía vital que mueve a los bomberos a servir sin nada  cambio, es la voluntad y eso merece mi más profundo respeto. 

EL PASEO DEL MIMBRE

El concepto de identidad local, cobró mucha fuerza en nuestro país cuando se recuperó la democracia.En la vieja Europa este concepto se había instalado hace muchos años. Tuve la suerte de participar en dos seminarios que se hicieron sobre este tema en la ciudad de Melipilla, fue una de las primeras convocatorias a nivel nacional que se hizo, y esto obedecía a la urgente necesidad de recuperar espacios que habían sido arrebatados por la dictadura. La lógica de toda dictadura es dividir para gobernar, o sea, lo contrario de lo que persigue la democracia.La identidad local pertenece a la democracia, jamás a un gobierno dictatorial. En esos seminarios me di cuenta que nuestra comuna tenía (tiene) una rica identidad local que nunca antes se había considerado para el diseño de una ciudad o para la planificación del desarrollo comunal. Para entender lo que significa la identidad local lo primero que se debe hacer es "descubrir que tenemos algo en común y que nos pertenece a todos". Partiendo de esa premisa ¿cuándo los chimbaronguinos descubrimos nuestra identidad local? Chimbarongo, no es conocido por la producción agrícola, no es conocido por sus viñedos, es conocido por el mimbre. Alguien afirmó por ahí, en forma equivocada,que no todas las comunidades tenían su identidad local. Toda organización humana, tiene su identidad,su impronta, su marca; el problema está que en algunas ciudades o comuna pequeñas como la nuestra, no la han descubierto, aún sus habitantes no se han dado cuenta qué es lo que los une. Fueron nuestros forjadores los que descubrieron que el mimbre era, es y será el elemento que nos une y nos da identidad local y que es única. Esto se confirma en lo que consigna don Heriberto Soto en su libro Villa Chimbarongo": "Los indios peruanos eran muy hábiles para construir puentes, uno de esos se llamaban "oroyas". Eran puentes provisorios. Su estructura estaba conformaba por un solo cable y a lo largo de éste, se deslizaba un cesto o "runco", hasta llegar a la "chimpa", o sea, al otro extremo o lado. De esta forma los indígenas cruzaban las tumultuosas aguas tanto del río Tnguiririca (su nombre primitivo fue Tintililica el nombre de un cacique de los promaucaes) y del estero Chimbarongo. De acuerdo a lo anterior, Chimbarongo significaría "cesto del otro lado" (¿Canopy?). Al menos, aquí aparece el concepto de "canasta", "cesto" que es un artefacto de mimbre." Una vez que descubrimos nuestra identidad local, había que buscar estrategias para desarrollar y preservarla. Tal vez los primeros intentos, surgieron en forma espontánea. Los primeros hechos nacieron cuando los trabajadores agrícolas se veían en la necesidad de tejer canastos de mimbre para juntar la cosecha, después vino la visión comercial de Manuel Sandoval y de ahí en adelante surgieron una serie de acciones que nos permitieron darnos cuanta que eras hechos o acontecimientos que nos pertenecían a todos y no sólo algunos. Chimbarongo, debe ser una de las comunas de la sexta región que más testimonios tangibles tiene de su identidad local. El primer testimonio concreto surgió por allá al final de la década de los 60, siendo alcalde don Francisco Torres Palacios,y con motivo de la celebración del centenario comunal (1971) y a petición del municipio, los artesanos mimbreros tejieron una gran molino con sus respectivas aspas las que giraban con la fuerza de viento. Era una estructura que estaba al ingreso de la ciudad y que se notaba desde lejos, tanto del sur como del norte (no había doble vía)Su interior era iluminado, por lo tanto, en las noches se destacaba en medio de la oscuridad que reinaba en aquellos años a orillas de la carretera. Para la mantención de dicha "escultura" (barnizar y retejer)los artesanos se turnaban, Un año lo hacían los artesanos del sector sur y el otro los del norte. Lamentablemente dicha iniciativa no duró mucho después de un prolongado abandono, fue retirado (1972) Por muchos años estuvo en la bodega municipal del estadio, el tiempo y el olvido lo convirtieron en chatarra. En el año 1971, cerca de la entrada principal, lado oriente, donde hoy hay una pequeña planta de rollizos (antes funcionó un motel de Jaime Corrada)se construyó una gran y moderna sala de exposición para que los artesanos mimbreros tuvieran un centro de venta. Esto fue gracias al gobierno popular de Salvador Allende y a un cooperativa que formaron nuestros artesanos. ¿Qué pasó con esta sala? La dictadura de Pinochet y el desencuentro de los propios artesanos, terminaron con el sueño de los mimbreros. (1974) Desde aquel año, hasta aproximadamente terminando la década de los 70, la única actividad que se registra para fortalecer nuestra identidad. es la organización del Festival de la canción inédita teniendo como tema central el mimbre y sus gestores. Esta actividad de la cual fui partícipe, la organizó el Club de Deportes Chimbarongo. Recuerdo que se hizo un escenario completamente tejido en mimbre (Pepe Garrido, entre otros, fue el artesano creador) Comenzando los años 80 aparece el Veranongo y donde se convocaba a los cantautores locales a escribir canciones sobre el mimbre y el artesano fue un éxito. Asì lo puede confirmar Julio Pèrez, y tantos oros talentos locales que tuvieron una exitosa partipaciòn Siendo presidente de la Corporación Cultural "Chimbarongo" que lamentablemente desapareció,organicé dos concursos de creatividad en mimbre,y que fueron financiados gracias a fondart, cuando recién estaba surgiendo. Con las obras que se presentaron a nuestro llamado, se montaron sendas exposiciones que recorrieron la región. Recuperada la democracia, y también por intermedio de la Corporación Cultural, gané un proyecto FAIR que entregaba la SEREMI de Gobierno para financiar la Primera Fiesta del Mimbre y de Identidad Local. Fue un un acierto que hizo historia. Fue una oportunidad para los talentos locales de las más diversas manifestaciones artísticas,por ejemplo fueron convocados para crear canciones, crear murales, crear poesías, fotos, con la única característica que tenían que referir a nuestro patrimonio como es la artesanía en mimbre. Esta actividad se desarrolló en la plazuela a un costado del municipio (nosotros la llamábamos, la plaza de los poetas, cada árbol tenía el nombre de un poeta nacional, otra actividad que hizo la corporación, para conmemorar el natalicio de Neruda) Hay otra serie de hechos que demuestran el interés de preservar y fortalecer nuestra identidad local. La primera radio se llamó Dimensión, para pasarse a llamar "Artesanía", la segunda radio fm, se llamó "El Mimbre" Es digno destacar, la preocupación que ha tenido el Alcalde Mellado, con los gestores de nuestra identidad local.Esto se comprueba con varios hechos muy significativos, como por ejemplo, la escultura del artesano que está en la plaza, los respaldos de los asientos de nuestra plaza, la exposición Puro Chile, puro Chimbarongo, puro mimbre, las aplicaciones de mimbre en la ampliación del edificio municipal entre otros testimonios que son el mejor argumento para afirmar que se ha hecho bastante por preservar y mantener nuestra identidad local.
Mientras estuve como encargado de cultura del municipio, articulé muchas actividades teniendo como "objeto lírico" al artesano mimbrero, fue así como se llamó a participar en concursos de micro cuentos, cyber cuentos donde el personaje principal tenía que ser un artesano y su entorno, concurso de fotografías del mimbre, la convocatoria a crear un "tour" por Chimbarongo una especie del la Ruta del Mimbre. cada una de estas actividades o hechos culturales exigían a los participantes tener domicilio en la comuna para reforzar más aún la identidad local. No hace mucho se me pidió la colaboración para considerar en el PADEM algunos hechos pedagógicos que apuntaran al fortalecimiento de nuestra identidad. Allí consideré que era importante, por ejemplo, que en las escuelas se articularan talleres que enseñaran el arte de tejer,que en el diario mural de cada colegio se destacara siempre la actividad del artesano y por último sugerí que sería muy valioso instituir en nuestra comuna "el día del artesano mimbrero". También consigné que cada escuela debería tener una bandera de Chimbarongo e izada cada lunes junto al pabellón nacional y que en cada acto se terminara con nuestro himno comunal. Desconozco si alguna escuela municipal tiene taller de mimbre y si existieran mi profunda admiración para aquellos profesores que estimulan a nuestros alumnos a respetar a los artesanos. Mención especial para el profesor Diego Muñoz de la Escuela Agrícola, quien con mucha preocupación y cariño enseña a tejer a sus alumnos. Enseñar los secretos del mimbre a nuestros alumnos, creo que ayudaríamos a que no siga la merma de artesanos. Es lamentable que cada día se vean menos familia creando y tejiendo. Otros hitos muy valiosos que han servido para enriquecer nuestra identidad está la Expomimbre actividad señera en la región, la escultura de las manos que está camino al Embalse y ahora en plena ejecución una gran idea:El paseo del mimbre. Ojalá cuando concluya dicha obra, los chimbaronguinos sepamos cuidarlo y sentirnos orgullosos de lo que tenemos. No olvidemos que la identidad local es darnos cuenta, descubrir que tenemos algo en común y que nos pertenece a todos.

NUESTROS PERSONAJES POPULARES

La comuna de Chimbarongo, como en toda ciudad pequeña, ha tenido innumerables personajes que se han quedado en la memoria colectiva de varias generaciones. Personas con particulares características y apodos. Muchos de ellos, con el paso del tiempo se han transformado en mitos urbanos. Para la actual generación de chimbaronguinos, aunque sea sólo con sus apodos, quiero consignar a algunos de estos personajes que recorrían las calles siempre silenciosas de nuestra comuna. De lo que estamos seguros, que el olvido nos llevará a ignorar a más de alguno que marcó la infancia de varios chimbaronguinos.

  • “El pecho de palo” era su apodo, su nombre José Durán. Un hombre robusto, gigante, como el del cuento. Usaba una espesa barba, facciones muy toscas. Trabajaba en el matadero, puntualmente para la carnicería de los Reyes que estaba ubicada en la esquina de Miraflores con García y Reyes. Dadas sus facciones y su gran estatura era el temor de los niños. Murió atascado para una Semana Santa, según cuentan, desafiando la prohibición de comer carne. Era muy común escuchar a las mamás de esa época decir: ”si no te comes las comida, traeré al pecho de palo.” 
  • “El Mino”: Fue un hombre muy humilde. Vestía siempre con una ajada manta. Siempre recorría el centro de la ciudad pidiendo unas moneditas y para hacerlo, lloraba como un niño. “Una monedita para Minito” era su petición la que siempre tenía una cálida respuesta de la gente, especialmente de aquella que sabía de la bondad de este “buen hombre”. 
  •  “Andresito”. “Un saltito, Andresito” era lo que la gente le pedía y él, con una ingenua sonrisa accedía tal petición y empezaba a dar pequeños brincos. Famoso fue Andresito por sus durmientes al hombro. 
  • “El diputado Chacón” ¿Quién no recuerda a este personaje?. Famoso por su capacidad oratoria. Cuando se tomaba unos traguitos, que siempre era la mayoría de las veces, se instalaba en las esquinas de la ciudad para discursear. Inolvidable los discursos que improvisaba frente al busto de Arturo Prat, el que está ubicado en la plaza de armas. Allí, con mucha emoción hacía ver su relación familiar con el héroe de Iquique. Este personaje era muy simpático, querido por todos los sectores, especialmente los conductores de los autos los que tenían que detenerse o pasar por otro lado, cuando el diputado Chacón se instalaba en las calles a discursear. Por muchos años vivió bajo el alero siempre protector de la Cruz Roja de Chimbarongo. Allí, socias tan distinguidas como la señorita María Jesús Valenzuela y la señora Elena Gil, entre muchas otras, le daban alimentación, techo y ropa. El diputado Chacón está en la galería de nuestros personajes.
  •  “El bolita de Mayo”, su apellido era Valenzuela. Un hombre muy tranquilo, siempre andaba tarareando una melodía. Era conocido en la ciudad porque era el único “maestro” que arreglaba paraguas y máquinas de coser. Era un verdadero maestro chasquilla, reparaba lo que se le pidiera. Desconocemos el origen de su apodo tan singular.
  •  “Don Chugas Moya”, su nombre era Teobaldo y era el hombre de las cobranzas de la comuna la que recorría en una antigua bicicleta de mujer y que la dejaba atada con una gruesa cadena en los postes cuando tenía que hacer alguna diligencia. Llamaba la atención su vestuario: usaba suspensores, sandalias con calcetines y tenía un humor muy especial. Trabajó en el municipio un buen tiempo. Son muchos los que recuerdan con especial cariño la figura de “don Chugas” recorriendo las calles de Chimbarongo,
  •  “Angelito el manisero” En las heladas noches de invierno Angelito Duque, recorría Chimbarongo entero ofreciendo su maní calentito. Un muy bien ornamentado triciclo le servía para ofrecer su mercadería. Los vecinos con más años no recuerdan a otra persona que hiciera lo mismo que Angelito. Por el día se instalaba en el frontis del grupo escolar para ofrecer los paragüitas, los guatones calilas, unos dulces de pura chancaca, los berlines, las bombitas, que eran una especie de berlines más chicos, los masticables que venían con una calcomanía, los churros y también el algodón de dulce. Angelito después desapareció de Chimbarongo para radicarse en San Fernando con la misma actividad.
  •  La señora Julia era una particular vendedora ambulante. Fueron muy apetecidas sus sopaipillas pasadas, sus alfajores y el pescado frito. Ella se instalaba a la entrada del cine Unión Central y también lo hacía los días martes cuando había feria de animales en las esquinas de García y Reyes con Javiera Carrera. 
  •  Tal vez el nombre de Carlos Morales no le diga nada a muchas personas, pero si nombro a “Carucho” serán muchos los que recordarán la figura de este personaje de Chimbarongo. Vivía en el sector de la carretera Cinco Sur y tenía la característica de andar siempre con una raída manta de castilla y que vivió sacando cuenta en el suelo en el cual dibujaba una serie de signos que nadie nunca entendió. Carlos Morales fue un personaje muy sereno y tranquilo. 

  •  La Anita Rojas. Todo un personaje de la comuna. La “Negra Ester” de Chimbarongo. Ella era la más famosa regenta de la Quinta de Recreo “El sol” o la Casa de los Siete Pilares, ubicada en el barrio norte de Chimbarongo, Calle Miraflores casi esquina de Pedro Faye. Allí, en ese lugar se tejieron las más divertidas historias de connotados chimbaronguinos. Era un lugar muy visitado por todos, porque las “sobrinas” que generalmente vivían con la Tía Anita, según afirman, eran estupendas. Algunos clientes frecuentes eran tan osados que ingresaban a dicha casa con sus respetivos caballos, no habiendo forma de negarle la atención. La memoria colectiva registra sabrosas anécdotas, como por ejemplo, la protagonizada por una importante autoridad local, que para celebrar su triunfo en las elecciones municipales, decidió bailar totalmente desnudo y cuando estaba en lo mejor de su “show”, irrumpe una pareja de carabineros que andaba buscando a un malhechor. Pasaron sólo unos minutos cuando estos representantes de la ley se sumaron al cuadro coreográfico olvidándose totalmente del deber y a lo que iban. Anita Rojas a pesar de su vida licenciosa, se caracterizaba por tener un gran espíritu benefactor. Así quedó demostrado, por ejemplo, con la adquisición de todos los instrumentos musicales para la banda de la Escuela 456, en aquellos años era la escuela Nº 16, que fue todo un orgullo comunal por muchos años y que lamentablemente desapareciera. El mundo de los futbolistas locales también recuerda con espacial cariño la figura de la Anita. Son muchos los trofeos gigantes grabados con su nombre los que se disputaron en grandes cuadrangulares para fiesta patrias que se organizaban en el estadio municipal de Chimbarongo o bien en la cancha del Club Deportivo Miraflores, hoy desaparecido, institución que prácticamente era financiada por la tía Anita. El nombre de Manuel Jesús Escobar, a muchos chimbaronguinos, pueda que no les diga nada, pero es importante señalar que se trata del primer maquinista de ferrocarriles que hubo en nuestro país y nació en nuestra comuna. Hoy una calle de Santiago, comuna Estación Central, lleva su nombre. 
  • Quiero creer que el desconocimiento de la existencia de este chimbaronguino, ha llevado a ignorar completamente a Manuel Jesús Escobar. Modestamente, creo que una calle debería perpetuar su nombre. Seguramente habrá otros personajes en aquellos años y que siempre fueron figuras populares y que supieron ganarse el cariño de toda la comunidad. Cada uno de ellos tenía características muy particulares y su presencia era inconfundible en los lugares y momentos más increíbles. CHIMBARONGUINOS QUE HICIERON HISTORIA   

¿SOMOS O NO SOMOS?

Desconocer la tierra que nos sustenta, es una actitud bastante poco amigable, por decir lo menos. Si usted tiene buena memoria y recuerda a un famoso y buen jugador de fútbol que perteneció a ColoColo y muchas veces defendió "la roja" llamado Carlos Rivas, hoy afincado en Canadá, seguramente desconoce que este deportista nació en Chimbarongo se crió en la Calle Pisagua, al lado donde hoy está la Imprenta Chimbarongo. Cuando estaba en la cima de la fama, fue entrevistado en varias oportunidades y siempre manifestó que era de San Fernando, nunca mencionó su tierra natal ¿vergüenza? ¿temor a que lo molestaran sus colegas? No sé, pero debe haber algo que a mucha gente lo lleva a negar su origen. Frente a este mismo caso Rivas, un connotado vecino de Chimbarongo que fue al mundial de España y tuvo la suerte de encontrase con Rivas al que conoció de niño le tocó comprobar que al Sr. Rivas efectivamente le molestaba que le dijeran que era de Chimbarongo. Este comentario lo asocio a lo que pasó con un chimbaronguino que participó en un programa de televisión que cuando lo entrevistaron , y así lo consigna Las Últimas Noticias, manifestó que era de San Fernando y por lo que yo sé, el señor que eligió Tatiana Merino, es de Chimbarongo. ¿A qué se deberá que no les gusta decir que son de Chimbarongo? ¿Será la fonética de esta palabra tan rara Chim-ba-ron-go? ¿Decir que somos de Chimbarongo son puntos en contra? o ¿ no le da un "plus"?. Y esto también se da mucho en las universidades y en ámbito laboral, especialmente los que se van a la Santiago, la capital del smog, cuando se les pregunta de dónde son, "responden que son de San Fernando, pero después dicen... la verdad que vivo en Chimbarongo. Hay que sentirse orgulloso de la tierra que nos sustenta. Desconocer la tierra que nos vio crecer y que nos abrió grandes espacio para nuestras chiquilladas, es ser un mal agradecido. Esto de negar o valorizar el terruño se da en muchos ámbitos. Por ejemplo, en algunas oficinas públicas durante todo el día sintonizan radios de otras ciudades, pero cuando requieren comunicar algo, sólo ahí se acuerdan que en su tierra hay un medio de comunicación como es Radio Artesanía F.M. ¿Por qué no van a esa radio que escuchan todo el día? Les aseguró que les iría muy mal. Una manera de agradecer el espíritu de servicio a la comunidad que puede tener un medio de comunicación radial, es prefiriéndolo con la sintonía. Hay tantos otros casos "que hijos de esta tierra" niegan su terruño. Pero también hay otros "hijos" que aman su tierra y la extrañan cuando están lejos y dicen orgulloso 
"SOY DE CHIMBARONGO , LA CIUDAD PEQUEÑA MÁS GRANDE DE CHILE, SOY DE LA CIUDAD DEL MIMBRE, SOY DE LA CIUDAD DE LA NEBLINA DONDE CANTA EL TORDO Y FLORECE EL HUILLE Y POR ÚLTIMO, SI NO EXISTIERA CHIMBARONGO , HABRÍA QUE INVENTARLO."

Di con orgullo:¡SOY DE CHIMBARONGO!

LEYENDAS LOCALES


Como toda comunidad, la nuestra también tiene  muchas leyendas que se han ido creando gracias a la gran capacidad de “narrar” e “inventar”  historias de las más diversas temáticas. Famosa es la leyenda de hombre chancho que fue “el cuco” para toda una generación de los años 60. Sobre este “siniestro” personaje con cabeza de chancho se cuenta que sus correrías habrían nacido en el bosque, donde hoy está la población con el mismo nombre y que no faltaron los que organizadamente, claro sí durante el día, realizaban verdaderos safaris, por el bosque para ver si se encontraban con el famoso hombre chancho. Personas muy distinguidas de nuestra comuna, afirman que vieron en más de una oportunidad a este personaje en las noches de niebla recorriendo la desaparecida pérgola de plaza de armas. Sin embargo, otros afirmaban que todo era un invento para que los niños se acostaran temprano y no jugaran los prados de la plaza.
 Para los vecinos del barrio norte de nuestra ciudad, especialmente en los alrededores de la parroquia San José, la leyenda del “cura sin cabeza” hoy, es mirada como una anécdota más, pero a pesar de eso, muchos vecinos que tienen sus cuantos años, afirman que en más de alguna  oportunidad ellos vieron a tan siniestro personaje de la leyenda comunal, espacialmente cuando volvían al amanecer de la casa  de “Los siete Pilares”
Pero también hay leyendas  que nos hablan del mimbre, por lo tanto, para nuestra identidad local, tienen un singular valor y que he logrado recopilar.
El mimbral de don Ramón
 Esa noche, Huacho, con asombro vio que el metro de mimbre ya se le había terminado y eran muchos los canastos que le faltaban para terminar el pedido de don Ramón. Aprovechando las últimas varillas, pudo terminar un cesto más de los veinte que tenía que hacer. Le faltaban seis canastos. Conociendo el carácter y la avaricia de don Ramón, Huancho se dirigió a la casa del primero para solicitarle más mimbre y terminar así el pedido. Huancho sabía que la mejor hora  para encontrar a don Ramón, era el medio día, en ningún caso en la noche, pero era mayor el deseo de terminar luego los canastos, decidió ir a la casa de don Ramón muy cerca de la media noche, arriesgando un gran enojo de éste. Aprovechando esta imperiosa necesidad de tener mimbre  y junto al deseo de  saber el porqué don Ramón le molestaba tanto que visitaran su casa en la noche. Huancho se dirigió raudamente hasta la casa de  don Manuel. Faltaban pocos minutos para la media noche cuando llegó a la vieja casa de adobe y tejasen Un silencio de cementerio reinaba en el sector. El olor de la plantación de mimbre testimoniaba que era la casa de don Ramón. Huancho, tímidamente dio los primeros golpes en la puerta, sin recibir ninguna respuesta. Esperó nerviosamente por un largo rato y nada. Ya algo inquieto por la hora,  se dirigió hacia un viejo portón de lata que daba paso hasta la gran plantación de mimbre de don Ramón.
La suave luz de la luna permitía divisar lo que había en el interior de la casa. Por un largo rato, Huancho,  observaba por el orificio de las cadenas que cerraban el portón. Dio varios golpes, pero tampoco tuvo respuesta. Con temor se atrevió a llamarlo, pero nada. Un silencio de cementerio reinaba y envolvía a la noche. Cansado ya de mirar por el incómodo orificio, optó sin mediar las consecuencias por traspasar el deslinde de alambra de púas que limitaba el sitio de don Ramón. Ya en el interior, y con el corazón encabritado, tímidamente lo llamó, pero nada. Caminó otro tanto metiéndose por la plantación de mimbre. Volvió a llamar con tenue voz, pero nada. Se acercó a un viejo sauce que estaba en el deslinde oriente, porque vio que desde allí, salía débil hilo de humo espeso. Sin meter mucho ruido, cuidando en no estropear las tiernas varillas de mimbre, se acercó lo que más pudo al lugar donde salía el humo. Huancho esperó un instante, agachado, posición no muy cómoda, camuflado y con un terrible susto porque estaba consciente lo que estaba haciendo no era lo correcto. En eso, vio que don Ramón desde la copa del viajo sauce, estaba esparciendo tierra sacada de un saco. Sacaba un puñado y lo lanzaba al aire. Extrañas palabras decía y que Huancho no logró entender. Con la luz de la luna, la figura de don Ramón se dibujaba tétricamente entre las plantas de mimbre.
Cundió el susto de Huancho y con dificultades para respirar, quiso esconderse un poco más y al intentar ocultarse entre una frondosa planta, un movimiento brusco y mal calculado, lo llevó de bruces al suelo provocando un alboroto  en el mimbral. Don Ramón, sorprendido preguntó quién andaba en su mimbral. No recibió respuesta alguna. Huancho, pasmado de miedo, inmóvil ni siquiera respiraba para no ser sorprendido. Don Ramón bajo lentamente del sauce con el resto de tierra que le quedaba dentro del saco, para  averiguar qué había pasado entre los mimbres. Miró hacia todos los lados, caminó con cuidado hasta el lugar de los hechos, viendo con asombro y rabia la figura de Huancho que estaba acurrucado y temblando de miedo. No fue capaz de musitar palabra alguna. Don Ramón lleno de ira y al comprobar que Huancho lo había sorprendido en su satánico rito de esparcir tierra del cementerio sobre su mimbral para aumentar la cantidad y calidad de cada planta de mimbre. Eso don Ramón no lo podía aceptar. Era algo que lo venía haciendo desde hace mucho tiempo con muy buenos resultados. Con fiereza le dio a Huancho un puntapié en pleno estómago. Huancho sólo dio un grito de dolor, más que un grito fue un alarido. Un rosario de garabatos y más patadas recibió Huancho. No tuvo tiempo para explicar por qué estaba ahí. No alcanzó a decir que lo único que quería, era pedirle más mimbre para cumplir con el trabajo que don Ramón le había solicitado. Un hilo de sangre empezó a emanar de la boca de Huancho que estaba tirado en el suelo, anunciando que la muerte estaba llegando. Las patadas fueron crueles. Don Ramón, sin vacilar, tomó el cuerpo inerte de Huancho y como pudo lo arrastró hacia la orilla donde estaba el viejo sauce. En seguida fue en busca de una pala y un chuzo. Con esfuerzos increíbles, empezó rápidamente a cavar un hoyo para dejar allí el cuerpo de Huancho que ya no respiraba. El sudor y el cansancio no fueron impedimentos para que don Ramón terminara la fosa. Tomó el cuerpo tieso y mal herido de Huancho, lo arrastró un pocos metros y lo dejó caer para cubrirlo  con la tierra húmeda del mimbral. Terminada la macabra acción, don Ramón cogió sus cosas y a paso raudo se dirigió a su casa. Ya en su cama, intentando dormirse, escucha un  horroroso grito de espanto. No quiere creer que se trata de Huancho. Estaba seguro que lo había dejado muy bien enterrado, por lo tanto, era imposible,  que estuviera vivo. Quiso levantarse, pero de nuevo otro grito desgarrador lo  atemorizó. Convencido que sólo se trataba de una sugestión, se acomodó en su cama y cerro fuertemente sus ojos y con su almohada tapó su cabeza para conciliar su sueño. Después  de algunas horas y cuando los gallos empiezan a taladrar  el silencio del alba, don Ramón logró dormirse profundamente.
La gente de la Turbina  afirma escuchar gritos desgarradores justo a la media noche cuando hay luna. Los actuales pobladores que habitan allí, donde estaba el mimbral de don Ramón, dicen ser testigos que así es. Una sucesión de gritos surgen de ese lugar. Los vecinos más antiguos aseguran que el mimbral de don Ramón, desde el día del entierro de Huancho, nunca  más volvió a ser  tan pródigo y abundante en mimbre, situación que llevó al dueño del terreno poner a la venta el terreno. Hoy, allí existe una modesta población y su gente dice escuchar en las noches, especialmente cuando hay neblina, desesperados gritos de dolor, dicen que es Huancho. También afirman, que después de muchos años don Ramón murió en la más espantosa pobreza y su último trabajo fue “pelar mimbre” en una plantación en el sector “Lo Orozco” de Chimbarongo
 El eterno campeón
 Para el equipo de Santa Teresa era la oportunidad de su vida jugar por vez primera en el Estadio Municipal. Acostumbrado a su cancha de buen pasto pero muy dispareja, arcos de madera y muy débiles. El trazado de las líneas de alta tensión cruzaba la cancha de Santa Teresa. Una ramada servía de camarín tanto para el local como para la visita. Los domingos se llenaba de gente para aplaudir las jugadas siempre con un rápido arranque del Cocholo, apodo que tenía Juan Vidal. A la gente le encantaba ver cómo le pegaba a la pelota el “huaso Urzúa”. Aplaudían cuando salía el primer equipo con sus verdes camisetas de seda y pantalones blancos y medias del mismo color. Era el equipo que había ganado para un “18”. Ese domingo, hubo dudas si jugaban o no, por las incesantes lluvias que había caído. El pasto del Municipal de Chimbarongo, se cuida mucho, cosa que costaba entender en el Santa Teresa, porque su cancha era de otra calidad. A orillas del cerro, en tierras ricas y que  había sido acondicionado por don  Iván, el patrón del fundo. Muy cerca del mediodía el Cocholo, recibió la confirmación del partido. Él, rápidamente comunicó al presidente del Club y que a esa hora estaba trabajando en la quesería del fundo. La noticia del partido se supo en todo el fundo y a las 13,30 horas quedaron de juntarse en  la llavería para emprender viaje a Chimbarongo a disputar un encuentro amistoso con el Club de Deportes. Cocholo, era el más contento, por fin podría jugar por primera vez en el Municipal de Chimbarongo, un buen recinto deportivo, buen césped, excelentes camarines, mesa de masajes, cómodas bancas, baños, etc. había juntado una cantidad de dinero para comprarse unos buenos zapatos de fútbol, marca “Alonso” de esos que usan los profesionales.
Por lo tanto, era la oportunidad para “bautizarlos”. Llegaron a muy buena hora a Chimbarongo, se bajaron del viejo camión y nerviosos se dirigieron a los camarines. La tercera serie estaba formada por jugadores que en su tiempo fueron buenos y como faltaba uno, el encargado del equipo decidió integrar al Cocholo. Éste aceptó encantado, porque a lo mejor le significaba jugar dos partidos, ya que era fijo, por su calidad, en el primer equipo. Abre su bolso y sus relucientes zapatos de fútbol, es lo primero que muestra lleno de orgullo, recibiendo una gran cantidad de tallas de sus compañeros. Se viste con el nerviosismo propio del que juega por vez primera en un estadio completo. Venir del campo a jugar a la ciudad, para el Cocholo era toda una proeza. El número siete ya en su espalda empieza con los típicos trotes cortos y rápidos para “calentar los músculos y los huesos” decía el Cocholo. Después de unos minutos, sólo se puede jugar con el balón. El Cocholo así lo hizo. Una pelota nueva, marca Crack, era el orgullo del Santa Teresa. El Cocholo quería entrar con el “cuerpo caliente” para jugar su mejor partido, por lo tanto, redobló la cantidad de ejercicios y de trotes. En eso estaba cuando una fuerte punzada en el pecho lo hizo caer fuertemente al suelo. Sus compañeros, asustados se acercaron para ver qué le ocurría a su mejor carta. El Cocholo tendido en el suelo y con su mano izquierda en el pecho respiraba con dificultades. Su rostro compungido y amoratado, daba muestra de algo grave. Un grupo de compañeros le masajeaban las piernas, otros, los brazos, uno quiso darle agua, recibiendo la censura de la mayoría. Varios minutos pasaron cuando la desesperación cundió en el grupo y en los locales optaron por llevárselo al hospital. Luego de la decisión quisieron acomodar el cuerdo del Cocholo, pero no fueron capaces ni siquiera de protegerlo con un abrigo que alguien pasó.
 Estaba muerto. Un fulminante ataque al corazón se había llevado para siempre al Cocholo. Entendía la tragedia, sus compañeros acongojados y con grandes interrogantes en sus ojos aceptan la realidad y esperaron que llegara la ambulancia. Entre varios lo levantaron y lo llevaron al camarín y lo pusieron un la rústica mesa de masajes.
Al tardar la llegada de la ambulancia, alguien muy piadoso y con corazón de campesino, encendió dos velas y un rosario de cuentas negras se desprendió de una mano temblorosa y se empezó a escuchar el monótono rezo de un avemaría. En algunos rostros, lágrimas estaban dejando huellas de un dolor. El Cocholo había muerto. Después de esperar más de una hora, la ambulancia llega para llevarse al Cocholo. Lo toman entre todos y con delicadeza lo instalan en la vieja y sucia camilla. Apagan las velas. Alguien se preocupa de guardar la ropa del Cocholo y con un tremendo dolor empiezan a abandonar el estadio.
El cuidador del estadio municipal aún recuerda este hecho y dice que en las noches de invierno se escucha que alguien trota en el camarín visita. Se escucha nítido el sonido que produce el zapato de fútbol cuando alguien trota sobre el cemento. También afirma que las veces que se ha levantado para ver de qué se trata se escucha un quejido de alguien que está cansado, exhausto y el olor a la “friega” que usan los futbolistas se cuela por sus narices. El perro del cuidador se enloquece ladrando como que le molestaran los trotes y piques cortos del Cocholo. El perro también pareciera que siente que alguien a la media noche de todos los inviernos, corre y celebra sus goles que nunca convirtió en el Estadio Municipal de Chimbarongo. Dicen y afirman que se trata del Cocholo que viene a jugar.
También está la leyenda de las tres peñas, que están ubicadas en el cerro camino al cementerio y que dada su magnitud, pueden ser vistas desde muy lejos. Hay varias interpretaciones  y que a continuación transcribo una recopilación de  M. Correa S. desconozco más detalles de esta persona. La transcripción será textual tal como llegó a mi poder.
 Las tres peñas
 Esto sucedió hace muchos años. Doña Matilde, en su humilde casa ubicada  a orillas del camino por donde pasaban muy temprano los campesinos a las faenas encomendadas por el ministro de la hacienda.
La mujer trabajaba afanosamente en su hogar para sacarlo adelante ya que había enviudado y no le quedaba más remedio realizar las labores de padre y madre, situación difícil. Se preocupó de traspasar sus conocimientos a su preciosa hija Carmencha en quien tenía cifrada sus esperanzas de “enmatrimoniarla” con algún hijo de hacendado o dueño de fundo, y así sacarla de una vez por todas de esa triste y miserable vida.
Pedro pasaba muy de madrugada montado en su fiel caballo “Tacho” el cual llevaba  y traía al “Pelluco” sin rezongos. Una mañana, mientras la Carmencha barría la entrada de su casa, vio pasar al buen mozo Pedro, que sin  querer cruzó su mirada con la hermosa Carmen, quien a su vez, le respondió con una hermosa sonrisa. El tiempo pasó y los jóvenes mantuvieron su amor en secreto ya que Carmen le había comentado a Pedro, las intenciones de su madre. Esta situación entristecía a Pedro pero su amor hacia Carmelita, cada día crecía y crecía.
Fueron muchos los lugares en los que los enamorados se encontraban en absoluto secreto donde se juraban amor eterno, sin saber lo que el destino les tenía preparado.
Doña Matilde ya se había enterado del amorío  de su hija con “Pelluco”, pero creía que pronto ese entusiasmo terminaría.
Muchas veces le dijo a Carmen que ya no quería ver a ese muchacho merodeando la casa, pero la niña seguía cultivando su amor hacia Pedro. Los enamorados mantenían el romance a pesar de las serias amenazas de la mujer que estaba decidida a terminar a como diera lugar esa relación que impediría los propósitos para los cuales, ella había educado a Carmelita, una mejor vida y no estaba dispuesta a tirar por la borda todos sus proyectos.
Ante tantos problemas, los enamorados planean en secreto el día y el lugar en el que se encontrarían par huir y así perpetuar su amor. Ya estaba todo preparado y fue así como se encontraron en el lugar acordado. Pedro había llegado con su caballo bien cargado con los morrales donde traía su ropa y enseres necesarios. Por su parte, Carmen cargaba un viejo bolso de viaje que jamás había ocupado en el que traía ropa y víveres para su viaje. Apresuradamente tomaron el camino que los llevaría a su nueva vida. No alcanzaron a andar muchos metros, cuando a lo lejos se escuchaban los gritos de  Matilde que corría tras su hija y que con lágrimas  le suplicaba  que volviera a casa, pero la suerte ya estaba echada.
Los ruegos de Matilde, se hacían cada vez más desgarradores y poco a poco esa pena fue transformándose en rabia y lentamente en un profundo odio.
“Ya que están tan decididos a estar juntos – dijo Matilde – yo los maldigo para que nunca más se separen”. El caballo “Tacho” había apurado su tranco y ya casi galopeando cerro arriba mientras el sol entregaba sus últimos  y tibios rayos.
La cansada mujer repetía una y otra vez la maldición que a la distancia ya casi no se escuchaba. Pedro y Carmencha siguieron subiendo por la empinada ladera. Pedro tiraba de las riendas a su caballo que penosamente cargaba los bultos de los jóvenes amantes. Carmela, se afanaba con mantener el tranco tras Pedro y su fiel “Tacho”.
Ya empezaba a caer la noche, cuando a lo lejos, aún se escuchaban las maldiciones de Matilde, que ya sin fuerzas en sus piernas, deja escapar sus gritos de odio y dolor. Algo extraño sucede y los amantes y su caballo poco a poco comienzan a transformarse en tres rocas. Rocas que hasta el día de hoy se conocen como las tres peñas  y que cada una de ellas representa a Pedro, Carmela y al caballo Tacho, y que se encuentran  en la mitad del cerro más alto, por el camino al cementerio,  y que miran hacia el pueblo de Chimbarongo.
Dicen que hay personas que han visto a la pareja y al animal transformados y se puede escuchar las palabras de amor eterno que se declararon los muchachos junto a los relinchos del fiel caballo “Tacho”. También se afirma que en las noches de invierno, se escuchan los gritos de maldición de Matilde. Son gritos desgarradores.
CHIMBARONGO CUNA DEL MIMBRE

NUESTRO ORIGEN


Los indios peruanos eran muy hábiles  para construir puentes, uno de esos  se llamaban “oroyas”. Eran puentes provisorios. Su  estructura estaba conformaba  por un solo cable y a lo largo de éste, se deslizaba un cesto o“runco”, hasta llegar a la “chimpa”, o sea, al otro extremo o lado. De esta forma  los indígenas cruzaban las tumultuosas aguas tanto del río Tnguiririca (su nombre primitivo fue Tintililica el nombre de un cacique de los promaucaes) y del estero Chimbarongo. De acuerdo a lo anterior, Chimbarongo significaría “cesto del otro lado” (¿Canopy?. Al menos, aquí aparece el concepto de “canasta”“cesto” que es un artefacto de mimbre. Pero existe otra explicación que, tal vez grafica de manera más certera lo que significa Chimbarongo. En esta segunda explicación se reitera la raíz“chimpa” con el mismo significado dado anteriormente, lo que cambia es la terminación de “runco” a “rongo” que es igual a “niebla” por lo tanto, Chimbarongo significaría “niebla del otro lado”. De todas las explicaciones que existen del real significado de la palabra Chimbarongo, creo que son éstas, las que representan fielmente lo que somos o lo que representamos ser. En cuántas casas de Chile y del extranjero no hay un canasto de mimbre comprado en Chimbarongo o cuántos conductores que han pasado por la carretera cinco sur en invierno la neblina no los dejar ver, (incluso hay letreros carreteros que anuncian  zona  de neblina)
La presencia de los indios peruanos en el valle central, según la historia,  perduró  por varios años, lo que significó que heredáramos muchas cosas, por ejemplo, “la pirca” (pared de piedra y barro) en reemplazo de la “quincha” (trama de palos con que se afianza una pared). Esto, se confirma en el sector de El Martillo, un predio estaba completamente delimitado por una pirca que no hace mucho fue reemplazada por un cierre más moderno. Pero en ese mismo sector, aún quedan propiedades que están limitadas por “pircas”. Lo mismo ocurre en el sector de Santa Marta y Codegua,  Entre otras cosas heredadas, aparecen las “ojotas”o “chalailas o chacallas”(calzado a manera de sandalias) y la “chupalla”, utensilios muy usadas por nuestra gente.
La presencia peruana perduró por muchos años en esta zona, dejándonos un cúmulo  de costumbres. Surge un instante de la historia que abre sus puertas para  la llegada de nuevos “desconocidos” por esta zona del valle central. Son diferentes a los peruanos. Eran los españoles comandados por don Diego de Almagro. Venían en busca del oro, pero se encontraron que no era mucha la cantidad existente, por lo tanto decidieron marcharse.
Emerge la figura de don Pedro de Valdivia con un centenar de hombres dispuesto a “instalar rancho” en este valle que había  sido despreciado. Ya instalado y al recorrer la zona se da cuenta que está habitado por  numerosos caseríos que se levantaban entre el Cachapoal  (río loco) y El Maule. (lluvioso). A las viviendas de estos pueblos primitivos se les llamaba“tolderíos” porque eran  de ramas, totora, coligue y barro y las construían muy cerca de los ríos.
Los primeros propietarios de tierra en esta zona de Chimbarongo fueron gracias  a la merced y a la encomienda. Cabe señalar que se le denominaba  la merced a la entrega de una parte de cuadras que el rey o su representante daban a los españoles a título gratuito y a perpetuidad. La encomienda era la cesión de tierras y que se repartía con los indios que la poblaban con la obligación de cuidarlos, defenderlos, adoctrinarlos en la fe católica y encomendarle su alma a Dios. A los propietarios de una merced se les llamaban “terratenientes” porque eran dueños de grandes  propiedades agrícolas
 De acuerdo con lo que se consigna en el libro Villa Chimbarongo, escrito por don Heriberto Soto S., con quien nuestra comuna tiene una deuda,  el primer encargado de la encomienda de Chimbarongo, fue Don Bernabé Montero. Era de origen granadino, llegó a estas tierras en el 1600. Montero recibió 1.300 cuadras. Hay muchos nombres más que aparecen como “encomenderos” o como compradores, de ahí que el valle de Chimbarongo y sus alrededores  se poblara  de familias españolas. 
 La historia de los pueblos está plagada de cosas y casos muy curiosos, de esta situación no escapa Chimbarongo. El hecho que para la fundación de nuestra comuna se hicieran tres intentos, ya es parte de la curiosidad. La primera tentativa la realizó don Luis Fernández de Córdova, quien, según la historia, administró el país entre los años 1624 y 1629. Cuando ya expiraba su mandato proyectó fundar una villa muy cerca del convento mercedario que ya estaba instalado por estos lares (Siglo XVII), pero no tuvo una buena acogida esta idea de parte  de una Real Cédula del Rey de España, quien prohibió determinantemente levantar nuevas poblaciones. A mediados del siglo XVII surge la segunda tentativa que estuvo a cargo de Don Martín de Mujica teniendo los mismos resultados de la anterior.
 En el año 1695 aparece la figura de don Tomás Marín de Poveda, así lo atestigua la historia,  escribiendo una carta al Rey Carlos II donde le comunicaba la necesidad de “reducir a pueblos” a mucha gente de Colchagua, Maule e Itata,  y pareciera que la tercera tentativa no tuvo el éxito que se esperaba, y esta apreciación obedece por lo que afirma el historiador don Vicente Carvallo Goyeneche en su historia de Chile, al referirse a la Villa de Chimbarongo, donde “constata que no se advertía rastro alguno de la existencia de una población en el siglo XVIII. “
Con todo esto, surge la disyuntiva si Chimbarongo fue fundado por don Tomás Marín de Poveda o simplemente se fue “reduciendo a pueblo” al compás de las campanas mercedarias. De ahí que cobre valor, lo que afirmaba don Heriberto Soto S. en su historia al decir que “Chimbarongo no tendría una partida de nacimiento y que surgió como muchos otros pueblos alrededor de una iglesia”.
Pero para la memoria colectiva de la comuna, Chimbarongo fue fundado por don Tomás Marín de Poveda un 31 de Marzo de 1871, año que no se ajusta a la exacta matemática.
Ahora según Wikipedia el verdadero nombre de nuestro fundador es Tomás Marín González de Poveda, Marqués de Cañada Hermosa (LúcarAlmería, el 26 de febrero de 1650 - Santiago de Chile20 de octubre de 1703). Administrador colonial español, Gobernador del Reino de Chile.
 Hijo de Tomás López Marín y de María González de Poveda. Llegó por primera vez a Chile en 1670 junto al Gobernador Juan Henríquez, retornando a España donde en1683 fue ascendido al grado de teniente general y designado Gobernador de Chile. Sin embargo, debido a que se vio obligado a esperar que José del Garro -quien ejercía la gobernación en esos momentos- terminara su período, Marín de Poveda sólo pudo asumir el cargo en 1692; estuvo en él hasta 1700.”
Visitar los asientos de minas, adoctrinar a los indios (fe católica) y evitar borracheras fueron las instrucciones  dadas en el año 1593 por Álvaro de Villagra quien dirigió el Corregimiento de Colchagua, al cual Chimbarongo pertenecía.
Los impuestos, que tanto nos incomodan, que regían  en esta zona donde se incluye nuestra comuna,  eran, las carreras de caballos (¿teletrack?), las peleas de gallos, las canchas de bolos, (¿bowlings?) y las salinas. De estos impuestos los más rentables eran el que se pagaba por las peleas de gallos,  actividad que fue prohibida pero que aún está en la cultura local, con la diferencia que no paga impuesto porque se hace al margen de la ley. Don José Manso de Velasco, prohibió en esta zona las carreras de caballos, actividad que se mantiene, especialmente en los diversos sectores rurales de Chimbarongo. Es una  actividad muy enraizada en las tradiciones de Colchagua, es muy frecuente, ver en los campos, canchas muy bien habilitadas, donde los fines de semana se reúnen para “apostar” a las mejores “bestias” y “potrancas” que tienen singulares nombres.