CUANDO BAJARON A CHIMBARONGO LOS DIOSES DEL OLIMPO.
Cuando me di cuenta que tenía mucho
material sobre mi comuna, mucha información que fui compilando, sentí la
necesidad de darla a conocer, principalmente a las nuevas generaciones y
tomé la difícil decisión de darle un orden, un sentido y un buen día de
septiembre de 2008 empecé la compleja aventura de escribir un libro sobre
Chimbarongo. Nunca me imaginé que era tan difícil.
En ese entonces, yo estaba encargado
de la gestión cultura del municipio y le comenté al alcalde Mellado
mi intención y le solicité el respectivo permiso para revisar unos
documentos que estaban amontonados en la bodega municipal ubicada en el estadio
Eran libros de actas de las reuniones de los regidores, y otros legajos
húmedos y fétidos por el paso del tiempo y su total abandono. Ahí estuve metido
por mucho tiempo, más de tres meses, como ratón hojeando y anotando los percances
de la gestión municipal desde los años 40, 50, 60. Una vez que junté mucha
información, detalles desconocidos por la mayoría, empecé a darle un orden,
basándome siempre en el libro de don Heriberto Soto "Villa
Chimbarongo". La cantidad de páginas redactadas no pasaron de ser más de
150. Eso fue en el primer intento. Por un largo tiempo dejé de escribir, tal
vez pasó un año, y de nuevo retomé el desafío personal, pero esta
vez, motivado por un concurso que convoca todos los años a los medios de
comunicación a presentar iniciativas culturales para ser difundidas por ese
medio. Presenté el proyecto a nombre de Radio Artesanía y lo gané.
"Voces de la historia de Chimbarongo" así se llamó. Se
grabaron micros espacios que eran parte de la programación diaria de
Artesanía y para ello, dispuse de todo el material que había recopilado sobre
la historia local. En la voz de Marco Contreras, se daban a conocer
detalles, Cosas y Casos de Chimbarongo, anécdotas de la vida pueblerina y de
los gobiernos comunales. La grabación de estos espacios radiales estuvieron a
cargo de "José" Valdivia. Hubo muy buenos comentarios de este
programa radial que duró más de tres meses.
La verdad que esta iniciativa radial, me
motivó para retomar lo del libro. Seguí buscando más información, conversaba
con gente de mucha edad para que me contara "Cosas y Casos de
Chimbarongo" y los registraba en mi "futuro" libro. Pero
nuevamente dejé de escribir por un largo tiempo, más de año. A veces
creía que estaba haciendo un esfuerzo inútil al no saber cómo lo haría para
publicar todo lo que estaba escribiendo. Me desanimaba mucho y me
olvidaba del proyecto.
En una conversación con el alcalde
Mellado, le propuse que para mejorar el trabajo cultural de la comuna, del cual
yo era el responsable, lo mejor sería crear una Corporación Cultural
dependiente del municipio, propuesta que le agradó y de inmediato se acordó una
gran asamblea con todos los interesados en trabajar en la cultura de
Chimbarongo, instancia que serviría para informar de esta inquietud edilicia.
Para una mayor formalidad, el alcalde
Mellado nos aseguró que en esa reunión se contaría con la presencia de
una representante del Departamento Jurídico del municipio para que nos
informara los aspectos legales para dicha constitución. Se hizo la
asamblea en la sala del Concejo Municipal con una muy buena asistencia de
todos los ámbitos del quehacer chimbaronguino.
Primero se hizo un análisis de lo que
pasaba no sólo con la cultura en la comuna, sino también, con el deporte.
Ahí fue cuando conocí a los "dioses del Olimpo". Según
ellos, por muchos años, nada se había hecho en cultura, desconociendo todo.
Aparecieron "los que inventaron la rueda y el fuego" los que
nunca he visto articulando algo sin recibir nada a cambio por Chimbarongo. Sentí rabia e
impotencia. Según "los dioses del Olimpo" y "los que inventaron el
fuego", en Chimbarongo NUNCA hubo un trabajo o una propuesta
cultural. Daba la sensación que se habían puesto de acuerdo, Yo estaba
igual que Chapulín Colorado... ¿Y ahora quién me podrá defender?; pero
afortunadamente, entre los asistente a esa reunión estaba don Ignacio Urbina,
que en ese entonces era concejal y fue él, quien pidió la palabra para informar
a "los desinformados" del permanente esfuerzo que se ha venido
haciendo por el quehacer cultural de la comuna y que cuál era el objetivo
de no reconocer con hidalguía que "algo" se ha hecho. No hubo
respuesta. Un largo silencio. Uno de los asistentes "se dio una
espectacular vuelta de carnero" después que no dejó "títeres con
cabeza" pudo reconocer que "algo se había hecho en cultura, pero que
faltaba más. Esta situación descrita, me caló profundamente y en un pequeño
acto de rebeldía opté guardar silencio y observar a “los dioses del Olimpo”
y a “los
que inventaron el fuego y la rueda”. Era aquellos que NUNCA HAN COMETIDO ERRORES,
PORQUE NUNCA HAN HECHO NADA, sin pedir nada a cambio, ni horas extras ni
otras compensaciones que tiene el sistema. Sólo faltó que dijeran que
ellos habían pavimentado las principales calles de Chimbarongo.
¡Qué falta de respeto!
La reunión terminó con el compromiso de juntarnos
de nuevo, con la tarea de redactar los estatutos de la futura Corporación
Cultural, basándose en un modelo que
se traería. Reunión que nunca se hizo.
Me dolió lo que se dijo en esa
oportunidad, porque a pesar que yo tenía
sólo dos
horas diarias, se lograron cosas muy importantes que tenían
relación con la identidad local y
que aún se hacen, si es así, significa que no eran iniciativas malas. Y si a eso
le adicionamos que no tenía un espacio físico determinado para
desempeñar mi trabajo, no siendo un obstáculo para gestionar cultura comunal
con mucha responsabilidad y por sobre todo con mucho compromiso, se justificaba
mi impotencia de estos señores y sus falacias.
Todo lo descrito sirvió para que retomara
lo del libro con mayor fuerza e ímpetu. Sentí la necesidad de revindicar
el nombre de muchos coterráneos que dejaron un legado inmenso y que estos “dioses del
Olimpo y creadores del fuego y la rueda”, negaron de su
existencia.
Decidí enriquecer el contenido del libro,
no con fotos, sino con antecedentes muy desconocidos por todos y para lograrlo,
visité en Santiago la Biblioteca Nacional
en reiteradas oportunidades.
A
todo esto, ya habían pasado tres años, pero en forma diaria iba
registrando lo que encontraba. El proyecto del libro iba de todas maneras.
Tenía que hacerlo. Fue la rabia y la impotencia la que me empujaba a escribir.
En el año 2012 yo renuncié a mi labor como
encargado de cultura. Después de tres
intentos, el alcalde Mellado me aceptó lo que le proponía: Volver al DAEM y
desde ahí, pero en otro grupo etario, seguiría ligado al quehacer cultural.
Desde que empecé a escribir el
libro han pasado ya seis años, camino recorrido que no ha sido fácil. Cuando ya estaba casi terminado, el disco duro externo donde
estaba guardado, se echó a perder, sin poder recuperarlo, sólo tenía otro
respaldo pero incompleto. Nuevamente tuve que reiniciar todo el proceso. Otros
varios meses sentado, por las noches,
frente al computador hasta bien tarde. Tenía que reescribir algunas partes.
En el mes de noviembre del 2014, se lo
presenté al alcalde Mellado cumpliendo mi compromiso. Desde ese entonces creció
en mí la confianza que mi libro se publicaría. Hoy, cuando ya ha pasado mucho
tiempo, queda muy poco para que mi pequeña
obrita la lean los chimbaronguinos. Ya está en proceso de licitación.
Espero que sea un aporte.
Una reflexión final: “Gracia a la bajada
de los
dioses del Olimpo y de los que inventaron el fuego y la rueda
congregados en esa reunión descrita, pude terminar Cosas y Casos de
Chimbarongo. Cuando alguien me ha preguntado quiénes son “los dioses del Olimpo y los que
inventaron la rueda y el fuego” mi respuesta es muy sencilla: Ellos
saben quiénes son y con eso basta.
Así es la vida.